Semana Mundial de la Lactancia Materna: Mis comienzos con la lactancia de mis mellizos

El día 1 de Agosto es el Día Mundial de la Lactancia Materna y durante esta semana muchos profesionales de la lactancia os escribimos, informamos y ayudamos, con más ahínco si cabe, sobre la Lactancia Materna.
Este es el primer año que tengo blog para escribir al respecto. Otros años colaboré a través de las redes sociales. Así que, digamos que estreno este año otro medio para fomentar y apoyar este maravilloso regalo de la naturaleza. Porque, como diría una gran amiga, la Lactancia Materna es un regalo de La Diosa, y como tal debemos disfrutarla.

No voy a engañaros, los comienzos en la lactancia materna pueden ser duros, muy duros, si no tienes el apoyo adecuado tan necesario.

He de confesaros que mis comienzos fueron terribles sinceramente, una auténtica pesadilla.
Los primeros días en el hospital, “buenos”…salvo por los “refuerzos”, porque “no tenía leche suficiente” para mis mellizos. Se los dábamos con jeringa, eso sí, pero que no se tomaban si no les obligábamos a tomárselos, a lo cual me negué en rotundo.

Recuerdo que llegué a presentarme en el control de enfermería con las jeringas que me habían dejado en la habitación para después de la toma y les dije a las enfermeras que me negaba a dárselas, que mis hijos no querían comer más y que me negaba a obligarles a tomárselo.

He de apuntar que la niña perdió un 10% de su peso, pero el niño no…aun así, me daban para los dos. Estuvimos un día más de lo normal ingresados por ello hasta que comenzaron a recuperar el peso.

La niña era muy pequeña y abría poco la boca para mamar, en vez de ayudarme a corregir el agarre, me plantaron una pezonera. Yo confiaba plenamente en mis “compañer@s de profesión” y seguía todos sus consejos. Se portaban muy bien conmigo, eran muy agradables y suponía que al trabajar en maternidad sabrían más y estarían más actualizadas que yo sobre lactancia materna.

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Pero los problemas no comenzaron hasta llegar a mi casa y encontrarme sola con el “pastel” de amamantar a mellizos.

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Tuve grietas terribles, que me sangraban cuando les daba de mamar y que no curaban por una mastitis subclínica que por aquel entonces no supe (más bien no me supieron) diagnosticar y que me provocaba unos dolores terribles al amamantar, ingurgitaciones y una segunda mastitis. A pesar de que llevaba a mis mellizos a revisión al hospital cada 3-4 días, para que los pediatras controlaran el peso y posteriormente, controles semanales en el centro de salud, siempre comentaba los dolores y que tenía los pezones enrojecidos, pero “era normal, porque al ser dos, mis pezones no descansaban”. Terminé dando a los dos con pezonera porque el dolor que sentía era terrible, y la pezonera algo me aliviaba. 

Después de 3meses aún no sabía lo que era una lactancia sin dolor, sin sangrar, sin heridas. Y me convencí de que ya no era normal y de que nadie era capaz de ayudarme, ni los “profesionales”.

Estaba convencida de dar el pecho a mis hijos y estaba convencida de que era capaz de hacerlo.

Así que no me conformé con lo que me mal recomendaban y decidí tomar cartas en el asunto, informarme, leer, hablar con otras mamás lactantes, pedir consejo a profesionales reales en lactancia materna, asesoras de lactancia e IBCLCs.

Gracias a ello conseguí curarme esa mastitis subclínica y detrás todo fue rodado. Las heridas curaron, el dolor al amamantar desapareció. Poco a poco desaparecieron las pezoneras y los “apoyos”, que, aunque ya en casa me extraía y se los daba de mi leche, era un verdadero suplicio psicológico para mí. Y los niños empezaron a coger peso a pasos agigantados.

A los 4 meses conseguí que mi lactancia fuera un éxito, los niños empezaron a subir de percentil de manera brutal. Nos dieron el alta también en atención primaria, que hasta entonces aún íbamos cada 15 días a control de peso.

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Fue entonces cuando comenzó mi transformación, me empoderé, conseguí que mi lactancia fuera todo un éxito y es un regalo que aún conservamos.

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Por todo ello, todo lo que viví con mi lactancia, decidí formarme como asesora de lactancia materna y ayudar a madres como yo, que quieren disfrutar del regalo de La Diosa y no se conforman con un “no pude” por respuesta.
Así que si estás pasando por algo parecido, tu lactancia no es placentera, tienes dolor, grietas, piensas que no tienes leche suficiente, etc. Y quieres disfrutar de tu lactancia te aconsejo que busques ayuda de profesionales formados y actualizados en lactancia materna.
Si lo necesitas no dejes de ponerte en contacto conmigo aquí.

Y recuerda, la Lactancia Materna es un regalo de valor incalculable para tu bebé y para ti, disfútalo!